
El periodo de mayor apogeo de la ciudad (siglos I y II) trajo consigo muchas de las grandes obras públicas, de las que aún hoy podemos ver algunas: el foro, el puerto fluvial (que convirtió a Caesarugusta en el principal redistribuidor de mercancías en el valle del Ebro), las termas públicas, el teatro o el primer puente de la ciudad, situado en el emplazamiento del actual puente de piedra y que probablemente era una obra de sillería o mixta de piedra y madera.
El agua también ha representado un importante papel en la Zaragoza romana, tanto por su situación a orillas del río Ebro y junto a la desembocadura del Huerva y el Gállego como por sus complejos sistemas de abastecimiento y regadío. Junto a las ya mencionadas termas, se han documentado multitud de aljibes*, fuentes, cloacas de desagüe y diversos tramos de tuberías de plomo y saneamiento.
Teatro de Cesaraugusta


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